...como te pille te ensarto. Bonito refrán que nos inspira el sentimiento del vulgar cazador ante una bella gacela que se le cruza en su camino. Ya se puede ser cojo, manco, ciego o tener más joroba que el del campanario, que en cuanto un ser masculino singular nota el olor a coño en el aire (lo que en inglés popular se suele decir LOVE IS IN THE AIR) alguna luz se enciende en lo más profundo de su desgraciado ser y se olvida de su puta vida y de sus incontables problemas para acicalarse el pelo, colocarse la huevera y poner cara de “nena, tengo semen para dar y regalar” al paso de la bella gachí.
Digamos que es un sentimiento animal irrefrenable en el comportamiento masculino. El AMOR, o lo que en términos varoniles podríamos especificar como LAS GANAS DE FOLLAR, pasan a ser en ese preciso momento del pase de gachíes la leña que quema el motor de la felicidad, en que nos sentimos superiores al armario empotrado que tenemos al lado, en que nos importa un carajo que no lleguemos a final de mes y nos suda la polla que estemos casados con una desgraciada desdentada que cada vez que te la chupa te la deja llena de cortecitos.
En ese preciso momento nos sentimos grandes; es una sensación que dura poco, a menos que la desgraciada de la niña te eche una mirada al paquete... cosa que no tenías que haber echo, guapa... que vas jugando con fuego... En este caso la euforia nos enciende la luz de alarma y provoca que se alteren las arterias de nuestro cuerpo, la presión arterial llega a su punto álgido y provoca que se nos levanta la polla con una energía que duele... Este comportamiento físico–animal nos nubla la vista y solamente nos deja pensar en una cosa: “A esta zorra me la tiro”. Da igual que la chica en cuestión, la que pasa por delante tuyo, sea una bellísima persona, que sea una chica inteligente, que sea tu prima o sea la amiga de tu madre, eso da igual... Lo único que importa es que la tienes que poner contra una pared y follártela por detrás. Y mientras piensas estas tonterías, te reconfortas sabiendo que a ella le va a gustar, que se lo va a pasar de puta madre y que va a ser el mejor polvo de su triste y desgraciada vida...
Tú sabes que todo lo que estás pensando es verdad. Es indiscutiblemente cierto, en tu mente has atado todos los cabos y estás completamente seguro de que sería así. Solo que hay un pequeño problema: Ella se ha fijado en otro, justamente en el armario empotrado que tienes al lado. En el preciso y desgraciado momento en que te das cuenta de su mirada de deseo hacia el armario de ikea, la cosa cambia; piensas “¿qué puede haber fallado?”, “¿por qué seré tan desgraciado?”. Sin quererlo, surge de lo más profundo de tu pensamiento otra clase de felicidad, una felicidad surgida de la venganza y de la sed de sangre, donde solo vale la muerte de las dos ovejas descarriadas, y solo con su muerte lograrás saciar tu ansia de felicidad no disfrutada por no haberla podido ensartar por el culo. A tu alrededor todo se tiñe de rojo y ves sus cabezas rodas colina abajo, y en tu cara se dibuja una sonrisilla pícara. Solo con este pensamiento, y teniendo la polla completamente endurecida a causa del primer PASE DE GACHÍ, comienzas a notar como sistemáticamente vas mojando poco a poco los pantalones, como tu cuerpo comienza a descargarse de tanta tensión acumulada en esos interminables dos segundos que han pasado desde el comienzo del pensamiento. Al acercar la mano a la punta de tu polla, descubres que está húmedo y pegajoso, y te das cuenta que han sido los dos segundos mejor empleados del día....
Con esta pequeña historia, la Cancillería se congratula en anunciar la moraleja tanto rato esperada por todos vosotros: LA GENTE NO ES FELIZ PORQUE NO QUIERE. Os acabamos de demostrar que en dos segundos se puede ser el más feliz de los mortales, hasta acabar corriéndose en los pantalones de gusto, con un poquito de imaginación y de mirar a la vida con ganas de comérsela....
Algunos de vosotros estaréis pensando: “¿y por qué coño no le dices algo a la tía y tienes posibilidades de follártela de verdad?” Amiguitos y amiguitas (que también alguna habrá): Esto es solo el comienzo, no me queráis correr, que os vais a matar en una curva.... La Cancillería parte de la base de que la sociedad está en un coma disfuncional que os impide pensar vosotros solitos, y estas letras que aquí ponemos se guían por un guión bien estructurado, es decir, que después del uno viene el dos... Al tiempo.
A pelársela mientras, cerdos.
ANDE YO CALIENTE...
8 de junio de 2006
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