Cinturón desabrochado, cremallera bajada. Las piernas abiertas, medio arqueadas; mano izquierda apoyada en la pared. Cabeza gacha, mirando al suelo; mano derecha sujetando la polla, dirigiendo la micción en todas direcciones, arriba, abajo, izquierda y derecha, norte, sur, este y oeste. En un intento desesperado por abarcar el mayor espacio posible de muro, das un par de saltitos agarrándotela bien para no mancharte, aún a riesgo de que se te caiga el cigarrillo que a duras penas sujetan tus labios. Dos rubias pasan cerca y te giras para que te le vean; mal hecho, gotas malgastadas que caen al suelo, vuelves rápido al muro no vaya a ser que al final no llegues. Cesa el goteo, cremallera subida, cinturón abrochado. Contemplas la obra: el espectro del orín abarca la mitad de la tapia. Misión cumplida. No te preguntes por qué lo haces, simplemente es un instinto.
El Káiser, Mes VI, Año 31
ES UN INSTINTO
15 de junio de 2006
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