“Tú eres periodista y sobre esta piedra construiré mi iglesia”

Si hay algún colectivo que merezca el desprecio absoluto de la Cancillería, este es, sin duda alguna y por encima de las Fuerzas del Orden, el de los periodistas. No hay personajes más maleables y chupapollas que los profesionales de la información.

Si analizamos mínimamente el penoso panorama periodístico actual en P5 (españa), nos daremos con un canto en los dientes si encontramos, aunque sea solo un periodista, que merezca la pena. El mayor activo de un informador es la credibilidad, palabra biensonante que retumba en nuestros oídos día tras día hasta provocarnos arcadas.

Para la Cancillería, la credibilidad de estos cabrones desinformadores reside en su bolsillo. A nosotros nos provoca el mismo desprecio Jesús Mariñas o Karmele Marchante que Matías Prats o Iñaki Gabilondo: son despojos de la misma basura, marionetas de gomaespuma maleables como la arcilla caliente, alimañas de la información que desprecian al ciudadano con sus mentiras y se venden al mejor postor, a quien mejor les unta a final de mes: ellos ponen la voz y el culo, los otros las palabras y el dinero.

Este es el sistema; la mafia política dirige a través de sus canales de información, éstos hacen de altavoz, voceros y chivatos y la masa P5 acude a votar inducida por las metiras de aquéllos.

Periodistas, qué mierda tan grande sois! Inductores del voto, golpistas de Estado, mentirosos que enfrentais a hermanos entre sí, merecedores de todo nuestro deprecio. Me sorprendo cada día cuando os veo ahí sentados, dando las noticias con ese rictus tan serio, no sé cómo podéis contener el dolor que tenéis que sentir en el culo y en el corazón, de tan petado aquél y de tan vendido éste.

Kaiser consejo: no te fies de los periodistas, no les creas ni media palabra o el chapapote desinformativo será tan espeso, que te cubrirá hasta la cabeza y no te dejará pensar.

El Káiser, Mes VI, Año 31