"Ejecutivo Agresivo especialmente motivado; vamos, sin más preámbulos, un hijo de puta"
¿Y a mí qué me cuentas?
Al resguardo de esta frase se esconden diariamente miles, qué digo miles, millones de personas que eluden toda responsabilidad de cualquier tipo o condición. Estas personas son unos hijos de puta.
En la vida, todos vendemos nuestro tiempo a cambio de dinero. Está bien, no sabemos “progresar” de otra manera. Pero quien vende su tiempo, puede vender también su criterio, sus conocimientos y su supuesta capacidad de “liderazgo”. Quien hace esto y no asume las consecuencias es un hijo de puta.
Por desempeñar esa función, cobran más dinero. Ganan más que tú, por ejemplo. Mucho más. Estas personas son unos.... dilo tú anda, que ya te lo sabes.
Cuando todo viene rodado no hay problema; pero cuando las cosas se tuercen y alguien comienza a pedir explicaciones, estos individuos acuden al cobijo de la puta frase y con esto ya han resuelto la papeleta. Es decir, se la han pasado gentilmente a otro. Ese otro pringao puedes ser tú, que ni tienes ganas de comerte ese marrón ni te pagan por ello. Las personas que hacen esto son unos hijos de puta.
Así podríamos seguir hasta el infinito, que tamibén es un hijo de puta.
Káiser – Consejo:
“de aquí a dos años, cuando tu jefe te pregunte por qué su hijo se parece tanto a ti, contéstale, ¿y a mí que me cuentas?”
Por pura deducción... ese chaval, es un hijo de puta. Y el círculo se cierra, pero el ciclo sigue....
El Káiser, Mes VI, Año 31
ATención! incorporación de Nuevo Canciller en Breve. No te pierdas su primera entrada, faltan pocos días!!!!
1 comentario:
Hay la hostia de esos bichos, los hijoputas no son una mutación, hay que reconocer que es el típico palurdo que es un mierda, le dan un cargo poco importante y escala porque tiene suerte.
Como no tienen cerebro, utilizan su instinto primario (que es la envidia) para joder a los demás, son parásitos que viven de nosotros. Pero claro, ¿quíén va a perder demasiado el tiempo con un hijoputa? Tenemos otras cosas que hacer. Así que su agresividad de mierda no es nada comparada con la de otros fuera del horario laboral, sólo es patética y triste.
No pican pero mortifican.
Y están rabiosos de que sus maridos y mujeres les den latigazos con los elásticos de la ropa interior.
Es una gran arenga, Káiser.
Seguro que has dejado de sudar un rato estas cosas son terapéuticas.
Buen sexo.
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