¿Qué te han hecho?

6 de diciembre de 2006


Te beben la sangre con sutileza y destrozan los cimientos de lo que algún día fue tu alma apuntalada. Aluminosis quística que te inyectan en forma de refresco con higienizada precisión. Todo lo normal que te imaginaste, lo fue. Sin darte cuenta y con espantoso sigilo, paciencia y efectividad, dinamitan por dentro sin dejar huella ni rastro reconocible; y aún dejándolo, ¿qué mas da? Aceptas el sí porque no admiten un “no”; esclavo de un reglamento que sólo cumples tú. Te cosen por fuera y vacían por dentro; el saco de esparto que fuiste, ya lo eres. Y todo lo que de ti se llevaron, las entrañas, tejidos, conexiones y emociones lo aprovecha el estercolero mental que instalaron en sus cabezas. Y así, dándote cuenta y siendo perfectamente consciente de este apasionado enlace entre mente, alma y quincalla vital, te visten de gala y te sacan a bailar. Y como tienes hígado por cerebro, ni siquiera te preguntas por qué te ha tocado bailar con la más fea, y como a tu alrededor hay seres con quienes poderte comparar e igualar, desgraciados sin alma como tú, tu bilis mental piensa, si es que piensa, que todo le da igual y que no te puedes quejar.

Y obedeces, y padeces y tu alma comienza a vomitar. No es saludable tener cojones por neuronas y luego pasa lo que tiene que pasar, sólo sueltas mierda por tu boca; te han diseñado para cagar cuando quieras hablar. Y esos retazos de muñeco de trapo, y esas costuras que de cerca se ven, te han cogido la sisa, te han tomado la medida: ya tienen a otro tú en la recámara por si les fallas.

Y por si acaso se instala en ti la soledad y el tiempo libre te permite razonar, te regalan una antena parabólica para que actualices tu programación emocional y dejes de cavilar. Todo tan calculado y diseñado, no saben que algún día puede fallar, de hecho ese día ya ha llegado. Yo, que no tengo ni media hostia y soy mediocre por naturaleza, en ti he confiado mi hazaña entrecomillada, hablo, pienso y destruyo. Y el sufrimiento que me causa no se palia con antidepresivos y el alcohol necesario para calmar esta angustia se mide por hectólitros, pero por más que intenten coserme, y aunque ya lo consiguieron, no podrán vaciar mi mente ni escupir en mi subconsciente, porque yo busqué y encontré la salida, marqué el camino y dejé migas de pan de ayer para que tú lo siguieras. Y si aún no lo ves es porque no puedes, y si aún viéndolo no lo sigues es porque no puedes. Y si puedes y no quieres es porque lo eres.

Crees que son tiempos de cambio, que todo es relativo. Pero el reloj vital no avanza más despacio porque ellos te lo digan; te obligan a pensar en el futuro como la marioneta que eres; y como buen títere, intentarán cortarte la cabeza a poco que golpees la caja que te guarda por las noches. Contra su hacha, tu tijera. Si piden tu cabeza, corta los hilos que la manejan.

"
Y mañana quizás, me disfrace de tío corriente y piense ¿de qué coño se ríe esta gente? ¿cómo pueden ocultar sus problemas? Si no los tienen, les regalo mis penas.
Pobres desgraciados, se les ven las costuras y apestan a Metanol; desfilan en procesión hacia el hipermercado y se burlan de ti, de mi, de nosotros"



Píntame la cara de verde y sácame un foto.
Átame de pies y manos que me estoy volviendo loco.

EK, Mes V, Año 32

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Quieren eternizar su riqueza y poder, quieren siempre lo mismo: mantenerse en el poder, no parecerse jamás a una res de la manada. Yo tampoco lo quisiera si fuera un poderoso, pero tampoco podría ser un asqueroso que se pudre entre millones y leyes creadas para ellos y de ellos.
Me encanta cuando envejecen y saben que toda esa mierda de riqueza y de poder, no se la podrán llevar.
Se mueren ricos y serán pobres cadáveres, como cualquier otro.
Es entonces cuando la parabólica debería difundir su muerte para gloria de los que padecemos en silencio el problema de los hemorroides.
Una deprimente y certera reflexión, Kaiser.

Anónimo dijo...

¡Me alegro de su vuelta Káiser!

Kaiser y Raistlin dijo...

Tras un periodo de exilio y reflexión, la Resistencia sigue en pie.
Podrán partirnos la espalda, pero no doblegarán nuestra voluntad.

Como dijo Evaristo:

"Un Rey no es Rey por voluntad divina, sino porque sus antepasados se lo montaron divinamente"

Saludos!

EK, Mes VI, Año 32

Anónimo dijo...

No todo estará tan podrido cuando puedes encender tu PC, buscar el Boletín de la Cancillería y encontrar escritos firmados por un tal Kaiser que desborda pesimismo por todos sus poros pero a la vez sinceridad y entusiasmo por la vida, aunque sea esta mierda de vida.