ES MI OTRO MUNDO Y ES SUPERIOR

Entendí perfectamente la situación. Fue despertarme y comenzar el ritual sin hacerme preguntas. No me siento cómodo en la disyuntiva, la duda siempre me ha desesperado, soy un hombre de acción.
No fue tan difícil hacer una soga. Hoy en día, gracias a internet cualquier gilipollas de medio pelo puede construir un velero si le sale de la polla y tiene tiempo y dinero para ello. Es un nudo bastante simple. La sujección tampoco tenía grandes secretos. Además tuve suerte de vivir en una finca antigua, de esas con techos altos, porque en los pisos de piedra cartón que hacen ahora te tocas las pelotas con el techo a poco que saltes o te muevas más de lo corriente.
Lo preparé todo en cuestión de una hora. El dolor no me preocupaba en absoluto, pero me martirizaba el hecho de que algo saliera mal. Por suerte, todo fue como la seda.

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Ahora estoy esperando a que llegue mi mujer, debe faltar poco, sale a las dos del trabajo. Está embarazada de una niña, nuestra niña. Se llamará Laura, como ella. Yo prefería otro nombre pero como ya sabía mi destino, no me puse pesado y eligió ella. Como en tantas otras cuestiones, acabó escogiendo y deciendo ella; el barrio dónde vivíamos, el sofá en el que nos sentábamos, la mesa en la que me acabo de subir para ahorcarme, la cama dónde follábamos, el suelo de gres donde también follábamos y pisábamos molestando a los vecinos de abajo. Todo lo decidía ella. Yo nunca metí baza y mis amigos decían de mí que era un calzonazos. Y era verdad, pero yo me la tiraba cada noche y ellos no. Quizás esa era la única forma que yo tenía de retenerla; ya lo he dicho antes, no me sienta bien la duda, soy cómodo y vago, también cobarde. Ahora estoy muerto.

Laura ha llegado, pero todavía no ha ido al comedor. Está en la cocina vaciando las bolsas del supermercado. Cada cosa en su sitio, como siempre. Un día dejé el queso parmesano en el armario de arriba y casi me denuncia, me montó un pollo considerable por esa estupidez. El queso parmesano a la nevera, que no te enteras. Decidí que la mejor forma de no discutir era no hacer nada, por eso siempre se encargaba de colocarlo todo a su gusto y antojo. Yo aprendí a no entrometerme en su orden. La única vez que alteré su estado natural fue cuando la dejé preñada y eso no le molestó. Yo soy (¿era?) un hombre activo y ella me convirtió en un inútil, debo reconocer que lo tenía clavado en el alma.

Ella supone que yo estoy trabajando, pero no sabe que me despidieron hace dos semanas. Me pillaron metiendo mano en la caja y quisieron pasarlo por alto porque me apreciaban. Pero yo soy así, salvo en mi casa no puedo estarme quieto y le metí un puñetazo en la mandíbula a mi jefa cuando insinuó que la próxima vez habría consecuencias. Dos días después me las tuve con el marido, vino a casa a buscarme y Laura no estaba. Le amenacé con una pistola y juró no volver a tocarme nunca más las pelotas. Sé que lo habéis pensado, pero la pistola era de juguete, sino me hubiera volado la cabeza ese mismo día.

Laura acaba de entrar en el comedor y me ha visto. Se ha echado las manos a la cabeza y está llorando. Ahora se ha arrodillado y golpea el suelo con los puños cerrados. Todavía no me ha tocado, pero deber tener la certeza absoluta de que estoy muerto. Está gritando, demasiado. Ahora se dirige a la ventana, sé que va a cerrar las persianas. Estamos los dos, a oscuras. Yo colgado y ella sentada en el sofá, su sofá. Cuando pasen un par de semanas ya no se acordará de mi, no hay recuerdos míos en esta casa, todo es de ella. No hay ni un solo detalle que me identifique, no he dejado mi impronta en este hogar.

Ha llamado por el móvil a todos los contactos conocidos. A su madre, la primera. Al principio sollozaba al dar la noticia, a partir del quinto aviso ya se le ha secado la voz, sólo insinúa tristeza, desolación. Me sorprende lo poco curiosa que se vuelve la gente en estos casos. Las conversaciones no duran más de 30 segundos, supongo que nadie sabe qué decir en estos casos. Todavía no me ha tocado, supongo que le doy asco, o miedo. Tengo los ojos semi abiertos y muy mal semblante, la verdad.

Que nadie os cuente películas; yo no estoy levitando en el comedor, lo observo todo tumbado. Estoy tumbado, no sé muy bien dónde y veo y oigo cosas, el presente.

No hay San Pablo ni Lucifer, aquí no ha venido nadie a cogerme de la mano y llevarme a su edén. Es un poco decepcionante, no sé cuánto durará esto, espero no tener que arrepentirme.

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Han pasado dos días. Ayer me hicieron la autopsia, no veas. Por si había alguna duda, morí ahorcado. Laura no ha dejado de llorar, está en casa de sus padres, mis suegros. Son buena gente, pero yo no les caía bien, aunque supongo que tampoco deseaban verme muerto, hay cosas que no van estrictamente ligadas. Ahora es mi entierro. Primero me han llevado a una iglesia, qué cosas hace la gente con los muertos. El cura ni me ha mirado, qué poca consideración. Y habla de mí como si me conociera, como si supiera dónde estoy. Lástima que no tenga el poder de interactuar en el mundo de los vivos, a ver si viene algún ser espectral y me los otorga, estoy deseándolo.

Están todos los que tenían que estar, aunque hay un idiota que no para de consolar a Laura. Qué pronto se arrima la peña. Es fácil ganarse a una viuda, está sensible y no presta atención ni a la mitad de las gilipolleces que oye. A este cabrón no lo conozco de nada, debe ser un compañero del curro, el famoso Luís, el que lo hacía todo tan bien y era tan listo. El culto y elegante Luís, el que las vuelve locas, inlcuso a Laura. No quiero pensar, ni por un segundo, que ese hijo de puta le meta la polla estando preñada. Espero no verlo, supongo que cuando me hayan metido en el nicho todo habrá acabado y no veré más cosas, me estoy empezando a cansar.

La ceremonia se alarga demasiado, no sé a qué coño esperan. Estoy llorando, creo que quiero a Laura, la estoy viendo como jamás la había visto antes. Me está mirando y me toca la cara, aunque no siento su tacto. Acaba de caer una lágrima suya en mi mejilla. Bésame por última vez, por favor.

Qué nervios. Están elevando el ataúd, mi nicho es el más alto. Ya estoy dentro. Han tapiado el nicho. Creo que se acabó.

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Han pasado cinco meses. Algo ha cambiado, he hablado con personas como yo y hemos llegado a algunos acuerdos. Tengo un colega de puta madre, me enseñó a alterar el mundo de los vivos y yo le concedí el poder de visionar el presente en Cinemascope. Durante todo este tiempo he estado pendiente de Laura y de Laurita, que está a punto de nacer.

El tal Luís resultó ser un chulo de putas, se acercó demasiado al fuego y acabó quemándose. Hice que le pegaran un tiro con una escopeta de caza “accidentalmente”. Es lo que tiene estar muerto y tener poderes, que no se te levanta pero disfrutas casi lo mismo. Mi supuesto amigo Tomás también se tomó la licencia de acariciar el suave pelo de Laura. No soy celoso, pero Tomás es muy feo, ella se merecía algo mejor. Acabó ahogándose mientras se bañaba en la piscina. A mi suegra la tengo en el punto de mira, porque le ha dado por hacer de Celestina, aglutina a candidatos como si de un cásting se tratara. Ya me encargaré de que no conozca a su futuro yerno, si se diera el caso.

Ha nacido Laurita, es una monada, se parece a su madre. Lleva mi sangre, en algo se ha de parecer a mi. Por lo poco que llora y lo nerviosa que se ve, debe ser muy activa y curiosa, como yo.

Espero que mamá no te corte las alas, Laurita.

Y cuidado con los muchachos que osen tocar tu fina piel, ya sabes que papá siempre estará a tu lado, mirando por tú bien, liquidando a quien te estorbe.

Laura, ¿Por qué no me besaste?

EK, M VIII, Año 32