No semos naide

30 de junio de 2007


Hace tiempo, cuando vivir consistía en apurar los minutos de un día sin pensar en el siguiente y reflexionar no era un verbo que acostumbrábamos a conjugar, existían momentos de éterea felicidad o desconocimiento. Era el tiempo de la incerteza del futuro y de lo imprevisible y parecía que nada estaba predeterminado. Creiámos que todo vendría rodado y que el fruto caería del árbol por su propio peso. Hasta que la manzana de Newton nos cayó en la cabeza de rebote y nos dejó tocados. Tocados de muerte.

Para nosotros todo es lo que parece. Como a Malcom McDowell en la Naranja Mecánica nos abrieron los ojos a propósito para no volver a cerrarlos jamás. Y esta visión tan certera de la realidad, por sincera y objetiva, duele tanto como podrían hacerlo los anclajes metálicos que tiran de los párpados.

Cuando parece que nos vamos acostumbrando, surge algo que nos supera. Hemos aprendido a convivir con la desilusión y el pesimismo, porque si creyéramos en el destino volveríamos a quedarnos ciegos, y eso a estas alturas ya es imposible. Cuando ya hemos visto todo lo que había que ver y las pruebas son irrefutables, no podemos esperar nada de la vida más que dejarla fluir. Es como estar muerto sin estarlo, ni con esas nos libramos de la eterna disyuntiva.

Ni siquiera nos molestamos en buscar el origen del mal y mucho menos en hallar la solución. Somos réplicas de nosotros mismos el día anterior en un entorno hostil y perjudicial para nuestro precario estado vital. Dónde a los demás el agua les acaricia el rostro, a nosotros nos llueven cristales y las marcas que nos dejan las partículas de vidrio se ven más por dentro que por fuera. Van calando como la humedad y nos convierte en moho.

A todos los efectos, representamos una amenaza, nadie quiere cuentas con nosotros ni viceversa. Hemos visto tanto que ya sabemos demasiado, somos un peligro, una plaga a extinguir. Nos dejaríamos aniquilar a cambio de un segundo de incerteza. Venderíamos nuestra alma por una sorpresa, por algo imprevisible o circunstancial que rellenara el hueco de la carcoma que nos come por dentro.

Si decimos negro, alguien vendrá a vendernos blanco. Pero seguirá siendo negro porque tenemos el don de la precisión, desquiciamos al tercero en discordia, aniquilando sus ilusiones. En resumidas cuentas, mandamos a tomar por culo cualquier atisbo de esperanza porque de esta progresión lineal conocemos el inicio y el final y los demás estáis en medio. Quien se aleja de nosotros vive y quien se une, fracasa. Apestamos a objetividad y vamos sembrando el camino de la realidad para que no tropecéis.

En esta vereda de falsas apariencias del primer mundo impera la ilusión. Y no es la ilusión por la vida, sino el truco del ilusionista que maneja vuestras vidas y os hace inconscinetes, pero felices.

A nosotros no nos la dan con queso. Nos la darán con la mierda que removemos cada día para dejarla sigilosa y ordenadamente preparada para el día siguiente.

Ya hemos abierto los ojos, ahora tapad el nicho, cabrones.

Pd: dedicado a Conjunto Vacío, compañero de armas y fatigas, pero amigo infatigable.


EK, MXII, Año 32

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es cierto, no semos naide. Y lo terrorífico es saberlo. A ratos (pocos) envidio a los que todavía no lo han descubierto.

Beso.

Iconoclasta dijo...

No hay nada peor que la previsibilidad, que intuirlo todo.
Ver a la humanidad es ver una colonia de insectos, un hormiguero donde todos cumplen su cometido, es deprimente: ven televisión, creer en la televisión y por supuesto en los pronósticos del tiempo.
Y todos compran La Catedral del Mar.
Y luego dicen que si el hombre tiene libre albedrío. Por cada millón de idiotas, uno ejerce libre albedrío.
No creo que valga la pena luchar por mejorar la vida de tanto idiota, creo que vale la pena luchar deshacerlo todo y volver a empezar.
Acertada reflexión, Kaiser.
Buen sexo.
Iconoclasta

Kaiser y Raistlin dijo...

Gracias por vuestras observaciones.
Respirando, descubrirlo es sencillo, pero a la masa P5 le pesan demasiado los párpados y están muy ocupados esparciendo su mierda alrededor.
Iconoclasta, como vaticinó el escriba Raistlin, las cucarachas ya están dominando el cotarro, la colonia avanza imparable y mala solución veo a estos asuntos más que escupirlos de vez en cuando.

Afectuosos saludos,


EK, MXII, Año 32